Usa la inteligencia emocional y liderazgo para recuperarte cuando fallas

Existen técnicas y mucha información para recuperarte cuando fallas.

“He descubierto que en realidad solo hay dos tipos de personas en este mundo cuando se trata de lidiar con el desánimo: las ‘salpicaduras’ y los gorilas. Cuando las salpicaduras tocan fondo, se deshacen y se pegan al fondo como pegamento. Por otro lado, cuando los gorilas tocan fondo, se juntan y rebotan”.

John Maxwell

Si va a tener éxito en los negocios, no puedes detenerte en la derrota o en las oportunidades perdidas, y no puedes permitir que te definan. 

John Maxwell usa gorilas en su frase, porque los gorilas más evolucionados que se ven en la televisión, diseccionan metódicamente lo que sucedió, resisten la tentación de permitir que la pérdida los defina y descifran el aprendizaje para refinar su hoja de ruta hacia el éxito. Aunque ciertos rasgos de personalidad son característicos de un gorila o un salpicado, la buena noticia es que comprender cómo lidiar constructivamente con la adversidad es una habilidad aprendida, no algo con lo que se nace.

El paso más importante para superar la adversidad y los sentimientos negativos: no revolcarse. En cambio, establecer una fecha límite para aceptar lo que sucedió, al menos emocionalmente. Esta etapa de aceptación emocional es crucial, al igual que la fecha límite. Esta etapa se define por la cantidad de tiempo que te tome aceptar tu nueva realidad. Tendrás que darte una fecha límite para superar este período.

Durante este tiempo se sugieren los siguientes pasos:

1. Repite lo que sucedió en tu mente.

2. Pasar por fases emocionales que probablemente incluirán desesperación, angustia, ira y el deseo de tomar represalias. Permítete sentir estas emociones y trata de no contenerte.

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3. Examina lo que salió mal antes del fracaso o la derrota y considera qué señales pudo haber pasado por alto que podrían haber llevado al fracaso.

4. Mira lo que podrías hacer diferente en el futuro.

Los puntos tercero y cuarto de esta lista son críticos. Examinar lo que salió mal puede tomar dos caminos. El primer camino mira hacia atrás y te lleva a comprender qué contribuyó a tu fracaso. ¿Hubo algún defecto en su preparación? ¿Perdiste el foco? ¿Te distrajo el ruido exterior o la duda? ¿Estabas mentalmente preparado? ¿Sentiste demasiada presión? 

Luego toma lo que has aprendido y sigue adelante. Es muy importante establecer una fecha límite definida para superar esta etapa. Limitar el tiempo que permitimos que las cosas nos consuman fortalece nuestra capacidad de controlar nuestros pensamientos y acciones.

Esa es la clave para usar los fracasos para impulsar sus éxitos. Establecer plazos para insistir en los fracasos puede jugar un papel importante en el éxito de nuestras metas futuras, o incluso en perseguirlas en primer lugar.

Establecer una fecha límite nos da:

• Práctica para el control disciplinado sobre nuestras mentes;
• Algo que espero con impaciencia;
• Un sentido de resolución.

Por supuesto, no todos somos iguales, por lo que el tiempo que necesitas para recuperarte puede ser diferente. No todos los fracasos o decepciones son tan grandes como para necesitar 48 horas para procesarlos, mientras que algunos pueden ser mucho más grandes y necesitan mucho más tiempo. Es saludable emplear una variedad de marcos de tiempo, dependiendo de la gravedad de la experiencia. Por ejemplo, si pierdo un cliente, me doy una hora para lidiar con eso, armar un plan de avance que incluye ideas sobre cómo recuperarlo y luego dejar atrás cualquier sentimiento de confianza perdida. 

El tiempo que necesitas se basa en gran medida en tres factores:

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1. Importancia de tu objetivo.
2. Tiempo invertido.
3. Tener otro objetivo, o varios otros objetivos.

Las personas que han invertido cada dólar de su capital personal en una empresa solo para ver cómo se derrumba pueden tardar más en seguir adelante que alguien que inició una empresa por capricho. Mi desafío para usted es establecer plazos más cortos. Se sentirá incómodo y poco natural, pero debe avanzar en el proceso sin tomarse demasiado tiempo para detenerse o volver a caer en la negatividad.